viernes, 5 de enero de 2018

mitos científicos que nos seguimos creyendo

1. Los humanos tienen cinco sentidos

Fue Aristóteles quien catalogó que los humanos tenemos cinco sentidos. En realidad, sin embargo, tenemos entre 9 y 20.

2. Somos más artísticos o más racionales dependiendo del hemisferio que domina en nuestro cerebro


Sí, el cerebro tiene zonas especializadas, pero uno de los hemisferios no puede dominar sobre el otro.

3. Las neuronas no se regeneran


Desde los años 90 hay pruebas científicas de que el cerebro tiene capacidad de regeneración gracias precisamente a la neurogénesis.

8. El agua conduce la electricidad



El agua pura es un aislante. Son las impurezas —como las distintas sales que suelen estar en el agua— lo que conduce la electricidad.

9. Los toros no distinguen el rojo


Los toros ven el color rojo, pero no les provoca agresividad. En las corridas, atacan por el brillo y el movimiento del capote




10. Los murciélagos son ciegos


En realidad, los murciélagos ven casi tan bien como los humanos. Pero para su habitual caza nocturna se orientan con ultrasonidos.

11. Los delfines son los animales más inteligentes.

Los delfines comprenden los signos, como los primates y los loros. Pero la memoria de muchos perros es mejor. Se reconocen en los espejos, pero también lo hacen muchos otros animales.

12. Se puede hipnotizar a una cobra con una flauta

Las serpientes no tienen oído externo ni martillo, pero oyen gracias a las vibraciones que llegan a su cráneo y a su piel. Sin embargo, si una cobra mueve la cabeza ante la flauta de un encantador de serpientes no lo hace porque esté hipnotizada, sino porque de esta manera puede observar mejor todos los movimientos del instrumento.
 
13. Los huevos pardos son más sanos que los blancos


El color del huevo —ni siquiera su sabor— depende del tipo de gallina (blanca o parda), mientras que el intenso color de la yema, de la alimentación que ha recibido el ave.
 
14. No hay que despertar a los sonámbulos

Despertar a un sonámbulo producirá efectos desagradables en el afectado, como cuando nos sacan de un sueño profundo. Aunque es recomendable intentar llevar al sonámbulo de vuelta a la cama 'dormido', despertarlo no comprta peligros de infarto ni de coma.
 
15. Einstein era mal alumno y le costaban las matemáticas

Einstein nunca fue mal estudiante. De hecho, empezó a estudiar cálculo tres años antes de lo que era habitual en la Alemania de la época.




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