Fue Aristóteles quien catalogó que los humanos tenemos cinco sentidos. En realidad, sin embargo, tenemos entre 9 y 20.
Sí, el cerebro tiene zonas especializadas, pero uno de los hemisferios no puede dominar sobre el otro.
Desde los años 90 hay pruebas científicas de que el cerebro tiene capacidad de regeneración gracias precisamente a la neurogénesis.
El agua pura es un aislante. Son las impurezas —como las distintas sales que suelen estar en el agua— lo que conduce la electricidad.
En realidad, los murciélagos ven casi tan bien como los humanos. Pero para su habitual caza nocturna se orientan con ultrasonidos.
Los delfines comprenden los signos, como los primates y los loros. Pero la memoria de muchos perros es mejor. Se reconocen en los espejos, pero también lo hacen muchos otros animales.
Las serpientes no tienen oído externo ni martillo, pero oyen gracias a las vibraciones que llegan a su cráneo y a su piel. Sin embargo, si una cobra mueve la cabeza ante la flauta de un encantador de serpientes no lo hace porque esté hipnotizada, sino porque de esta manera puede observar mejor todos los movimientos del instrumento.
El color del huevo —ni siquiera su sabor— depende del tipo de gallina (blanca o parda), mientras que el intenso color de la yema, de la alimentación que ha recibido el ave.
Despertar a un sonámbulo producirá efectos desagradables en el afectado, como cuando nos sacan de un sueño profundo. Aunque es recomendable intentar llevar al sonámbulo de vuelta a la cama 'dormido', despertarlo no comprta peligros de infarto ni de coma.
15. Einstein era mal alumno y le costaban las matemáticas
Einstein nunca fue mal estudiante. De hecho, empezó a estudiar cálculo tres años antes de lo que era habitual en la Alemania de la época.